Historia
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Dos contemporáneos y biógrafos del abad Hugues de Semur, el monje Gilon e Hidebert de Lavardin, relatan un memorable incendio que tuvo lugar en Berzé-la-Ville entre 1105 y 1108.
El relato de Gilon (escrito entre 1113 y 1114) relata los hechos de la siguiente manera:
El padre (Hugues) dormía en una habitación contigua a la capilla cuando, de repente, la tormenta se levantó con tanta violencia, con el ruido de truenos, piedras y granizo, que el edificio de la capilla parecía querer derrumbarse. En medio del estruendo, cayó un rayo aterrador, las llamas envolvieron la capilla, las paredes se resquebrajaron... y el santo yacía entre las llamas. El fuego creció, rodeando el lecho, y casi toda la casa fue presa de las llamas.
© Centre des monuments nationaux / David Bordes
El relato de Hildeberto de Lavardin (1056-1113) da menos detalles, pero la concordancia entre los textos es clara:
Cuando se había dormido en Berzé, de repente se levantó la tormenta con tal furia que el granizo y las piedras golpearon la casa, los relámpagos surcaron el cielo, y los rayos no perdonaron la habitación donde dormía el Padre, contigua a la iglesia...
© Centre des monuments nationaux / David Bordes
La historia parece realista, y las tormentas violentas con granizo son bien conocidas en la región. Las pinturas del ábside superior presentan algunas peculiaridades y el refuerzo de los muros se ha retomado en las cenefas decorativas. Por tanto, es posible que parte de la nave se reconstruyera tras un incendio.
Pero también podría tratarse de una imagen simbólica, por analogía con un episodio de la vida de San Martín. Tras un largo viaje, el obispo de Tours rechazó una cómoda litera y se tumbó en el suelo. Cuando el fuego le rodeó, recurrió a la oración y se salvó.
© Centre des monuments nationaux / David Bordes
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